El castell d'Esponellà

Panel 1. Barbacana

El castillo de Esponellà

El castillo está situado sobre una colina con un amplio dominio visual de su entorno y del río Fluvià. La primera información que tenemos de él es del siglo XI, cuando se menciona la existencia de una pequeña fortificación. En 1265, el rey Jaime I otorgó el derecho de construir el primer castillo, aunque la mayoría de estructuras visibles actualmente corresponden a las obras de ampliación que se llevaron a cabo durante el siglo XV.

La entrada al castillo se llevaba a cabo a través de la barbacana, un fortín avanzado rodeado por un foso. Una vez se cruzaba la portalada, se llegaba al patio de armas, coronado con un gran arco que todavía conserva los escudos de las familias Corbera y Desplà, promotores de la gran reforma del siglo XV.

Las estancias inferiores del castillo estaban destinadas al trabajo y al almacenamiento. Se han conservado elementos singulares, como las partes iniciales de dos grandes arcos de medio punto, pilas de piedra para guardar aceite y una gran fresquera subterránea.

Desde el patio de armas, subiendo por una rampa, se llega a la capilla y las estancias superiores, donde se conservan los vestigios de una almazara de aceite y un pavimento de losas de travertino. También desde el patio sale la escalera que llevaba a la primera planta, utilizada como residencia de los barones, de la que únicamente se han podido recuperar elementos arquitectónicos relevantes como dinteles o jambas de aberturas.

Panel 2. Entrada

Historia y evolución

Durante las excavaciones que se han llevado a cabo en el castillo, se han recuperado varios fragmentos de material de época romana, que podrían indicar la existencia de una torre de control del territorio y del paso del río Fluvià.

La primera referencia escrita de Esponellà, del año 921, hace referencia al altar de San Cebrián en la iglesia parroquial. Solo se hace una única referencia a una pequeña fortificación o torre de vigilancia, cuyos castellanos durante el siglo XI fueron los Creixell de Borrassà.

En 1265, el rey Jaime I otorgó a Guillermo de Palera el derecho de construir el primer castillo, con la obligación de rendirle homenaje. La fortificación ocupaba la parte superior de la colina. Su perímetro tenía una forma aproximadamente triangular y estaba rodeado por una muralla, de la que actualmente se conservan las zonas norte y oeste.

Los escritos de Gaspar de Berart, del siglo XVIII, hablan del mal estado del castillo a principios del siglo XIV: «[...] fue también derruido o se encuentra derruido en 1308». Posteriormente, en el año 1382, cuando era propiedad de Guillem Colteller, Gaspar de Berart explica: «Nota que dicho castillo fue derruido en 1382 y reedificado de bienes propios del subveguer y juez de Besalú como castigo por la perturbación llevada a cabo por ellos al Sr. De Esponellà».

En la segunda mitad del siglo XV y con la boda de Aldonça de Corbera con Guerau Desplà, se llevó a cabo una ampliación y remodelación total del castillo: la muralla perimetral se reforzó con la construcción de una escarpa exterior y una barbacana delante de la puerta de entrada al castillo, el edificio se amplió con nuevas estancias en el lado del mediodía, y el interior se ennobleció y embelleció.

En noviembre de 1647 se celebró la última misa en la capilla del castillo, que todavía se mantenía en buenas condiciones. Sin embargo, tal y como explica Gaspar de Berart, en 1656 ya estaba abandonado y medio derruido, y empezó su expolio.

Panel 3. Escalera del patio de armas

La baronía o señoría de Esponellà

Guillem Colteller, después de adquirir el castillo, los molinos, el lugar y el término de Esponellà en 1377, y convertirse en el señor jurisdiccional a partir de 1381, podía ejercer el «mero y mixto imperio», que significaba la más alta jurisdicción criminal y la facultad de decidir en causas civiles, contenciosas, administrativas y criminales con penas leves.

Era una relación de dominio total del señor sobre la población que vivía en las tierras de su propiedad. Después de las guerras remensas y de la Sentencia Arbitral de Guadalupe, en 1486, se resolvió el conflicto entre señores y campesinos. Sin embargo, se pagaban censos por las masías y las tierras, en reconocimiento de la propiedad directa del señor.

El primer título nobiliario de barón de Esponellà correspondió a Gaspar de Berart i Cortiada, propietario del castillo. Durante el asedio borbónico en Barcelona (1713-1714), fue capitán de la Coronela (milicia defensiva de la ciudad). Exiliado en Viena después de la caída de Barcelona, en 1717 el archiduque Carlos de Austria le concedió el título de barón de Esponellà en agradecimiento a sus servicios, distinción que le fue reconocida poco después por Felipe V.

El título de barón fue rehabilitado en 1899 por el rey Alfonso XIII, a favor de Epifani de Fortuny i de Carpi, dado que su madre, Bernarda de Carpi i de Berart, era descendiente directa del primer barón de Esponellà. Actualmente, la titularidad de la baronía y la propiedad del castillo siguen perteneciendo a la familia Fortuny.

Panel 4. Patio descubierto

Los señores y señoras del castillo

En 1381, la fortificación pasó a ser un castillo amojonado, con una jurisdicción o término adscrito, y Guillem Colteller se convirtió en el primer barón de Esponellà. Pese a los pendones reales que ondeaban en el castillo, en los primeros años se produjeron varios asaltos, motivados por el rechazo a la nueva baronía.

La hija de Guillem, Margarida Colteller, se casó con Jaume de Campllong y, cuando este murió, heredó la titularidad de las señorías de Púbol y Esponellà. Alrededor del año 1420, se casó de nuevo, esta vez con el caballero Bernat de Corbera. Margarita Colteller dejó sus bienes a su nieta Aldonça de Corbera, que en 1459 se casó con Guerau Desplà i d'Oms, miembro de una de las familias más importantes de Cataluña. Y Aldonça promovió obras muy importantes de ampliación y embellecimiento del castillo.

El patrimonio familiar fue heredado por su hija, Anna Desplà i de Corbera. Esta se casó con Miquel Joan de Gralla, un alto funcionario real de Fernando el Católico, y designó heredero universal a su hijo Francesc de Gralla i Desplà. Lo heredó su nieta Lucrècia de Gralla i d'Hostalric, que se casó con Francesc de Montcada i de Cardona. Finalmente, el último barón del linaje fue Gastó de Montcada i de Gralla, que vendió la propiedad. Desde el primer momento, los señores y señoras de Esponellà solo residían en el castillo de forma muy puntual y eran representados en la baronía por sus administradores.

Panel 5. Zona del almacén con arcos

Abandono y recuperación del castillo

A partir del abandono del castillo, a mediados del siglo XVII, empezó el expolio de todos los elementos arquitectónicos aprovechables. Este saqueo se prolongó hasta los años sesenta del siglo pasado.

La recuperación de los restos del castillo se inició a finales de los años noventa del siglo XX, cuando un grupo de vecinos del pueblo, de forma voluntaria, empezó a desbrozar, desescombrar y consolidar algunas de las estructuras de la fortificación. También se llevaron a cabo varias campañas de campos de trabajo, entre 1999-2000 y 2013-2019.

En 2014, el servicio de Monumentos de la Diputació de Girona redactó el proyecto de restauración del castillo, y desde ese momento dirige y coordina los trabajos de excavación y recuperación, promovidos y financiados por el Ayuntamiento de Esponellà, con la participación de la Diputació de Girona y del Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya.

Previamente a estos trabajos, la familia Fortuny, barones de Esponellà y propietarios del castillo habían firmado un documento de cesión del castillo en favor del Ayuntamiento de Esponellà, lo que ha posibilitado la intervención y la recuperación del edificio.

Estos trabajos han supuesto la excavación arqueológica de los restos del castillo, la cual ha permitido comprender el funcionamiento y la configuración del conjunto. También se ha llevado a cabo una importante labor de consolidación y restauración de las estructuras que se habían conservado, algunas de las cuales estaban en peligro inminente de derrumbe. Finalmente, se ha adecuado el recorrido para la visita, consiguiendo así la recuperación y la revalorización de uno de los elementos históricos y arquitectónicos más importantes del Pla de l'Estany.

Panel 6. Entrada a la capilla

Los Berart, nuevos barones de Esponellà

A inicios del siglo XVII, el castillo cambió de propietario varias veces. Gastó de Montcada i de Gralla lo vendió a Jeroni Vila i d'Hortis, un ciudadano honrado de Barcelona. Este lo dejó en testamento a su nieta, Beatriu Vila, que murió prematuramente, y recibió la herencia su hermano, Jaume Ramon Vila i d'Hortis, presbítero de la Seu de Barcelona.

El 20 de febrero de 1637, Jaume Ramon Vila vendió el castillo a Josep de Berart i de Gassol, ciudadano de Barcelona, que recibió el privilegio de caballero en julio del mismo año. Uno de los personajes más ilustres y conocidos de la familia Berart es Gaspar de Berart i Cortiada, que en 1717 recibió el título nobiliario de barón por parte del archiduque Carlos de Austria, título que, posteriormente, en 1728, le fue reconocido por Felipe V.

Gaspar de Berart i Cortiada, aunque residía en Barcelona, solicitó el permiso para reconstruir el castillo y así poder almacenar los productos procedentes de los diezmos y censos de la baronía. En 1731 adquirió una casa en la calle Major de Banyoles, donde fijó su escudo nobiliario. Actualmente, esta pieza está sobre la puerta de entrada a cal Baró, sede del Ayuntamiento de Esponellà.

Sin embargo, la figura de Gaspar de Berart va más allá del ámbito militar. También mostró un gran interés por la historia. Documentó y comentó textos antiguos sobre la historia de Esponellà, así como de las jurisdicciones medievales y los castillos amojonados en general.

Tras los Berart, los propietarios del castillo pasaron a ser las familias Fluvià, Carpi y, finalmente, los Fortuny, siempre por matrimonio o descendencia. El título de barón fue rehabilitado en 1899 por el rey Alfonso XIII, a favor de Epifani de Fortuny i de Carpi, dado que su madre, Bernarda de Carpi i de Berart , era descendiente directa del primer barón de Esponellà. Hasta la actualidad, la titularidad de la baronía y la propiedad del castillo siguen siendo de la familia Fortuny.

Panel 7. Capilla

La capilla

La primera noticia de la existencia una capilla dentro del castillo es del año 1386, cuando el infante Juan concedió a los prohombres de Esponellà el derecho de crear una cofradía que se constituiría en la iglesia del castillo. Pocos años después, en 1399, se hablaba de la «capilla de Nuestra Señora de la Esperanza, construida en el castillo de Esponellà».

El presbiterio está pavimentado con baldosas esmaltadas de color azul con un motivo decorativo de la rosa gótica y, en el resto de la sala, el suelo combinaba baldosas cuadradas con otras de decoradas. En el techo había un arco de alabastro con decoraciones molduradas y las paredes tenían motivos con pintura negra y roja. La puerta de entrada también era de alabastro, con un dintel decorado con un cuervo, símbolo de la familia Corbera.

Cuenta la leyenda que, a mediados del siglo XVII, el barón ordenó matar al cura de la capilla del castillo porque había empezado a celebrar la misa antes de que él llegara. Es cierto que el cura tuvo una trágica muerte, por orden de los inquisidores de Barcelona. En la consueta de la parroquia de Esponellà hay una anotación de mediados del siglo XVIII que recoge el siguiente hecho: «El 1 de noviembre de 1647, al revestirse para decir misa en la capilla del castillo de dicha baronía, al Rt. Pera Pifarrer, Rr. De Esponellà, dispararon dos o tres veces con una escopeta el Día de Todos los Santos de dicho mes y año, y murió el día 15 habiendo recibido todos los sacramentos. No se celebró ninguna misa más en dicha capilla».

Panel 8. Almazara

La economía

Los ingresos de la baronía procedían sobre todo de los impuestos que cobraban a sus siervos. La población pagaba derechos e impuestos al señor, en efectivo o en especias, en reconocimiento de su propiedad directa. La documentación de la época revela que los campesinos pagaban en especias con trigo, cebada, avena, aceite, vino, uvas, gallinas, pollos, huevos, queso, gansos y paja.

Aparte de los diezmos y censos, el patrimonio de la baronía permitía obtener otras fuentes de ingresos. Lo importante era la explotación del ganado y de las tierras que poseía.

Cabe destacar también el pontaje, que es el impuesto que se pagaba para poder atravesar el puente sobre el río Fluvià. Asimismo, desde la antigüedad, la jurisdicción de Esponellà tenía molinos que aprovechaban la fuerza del agua del Fluvià. Los vasallos de la demarcación estaban obligados a utilizar el molino de la demarcación para moler los granos y a mantener la esclusa en buen estado. Además, la baronía mantenía en enfiteusis (el derecho de uso a cambio del pago de un canon anual) el control de las aguas del Fluvià que atraviesan su territorio y el derecho de pesca, así como la carnicería, la taberna y la panadería que estaban dentro de la jurisdicción.

La almazara de aceite

El espacio donde nos encontramos corresponde a una almazara destinada a la obtención de aceite. A pesar de los pocos restos que se han conservado, aún hay todos los elementos que forman el espacio. Lo más importante es la zona de las muelas, donde todavía se conserva una parte de la sotana o sotamola, la muela inferior. También queda el cimiento de las cabrias, la estructura de hierro y madera que permitía el trabajo de la muela; un silo para almacenar las aceitunas antes de molerlas, y una pila que contenía agua, entre otros elementos.

Panel 1. Barbican

Esponellà castle

The castle stands on a hill with an extensive panoramic view of its surroundings and the Fluvià River. The first news dates back to the 11th century, when the presence of a small fortification is mentioned. In 1265, King James I granted the right to build the first castle, although most of the structures that are currently visible correspond to the expansion works that were carried out in the 15th century.

The entrance to the castle was through the barbican, an advanced fort surrounded by a moat. After passing the gate, you reached the parade ground, crowned with a large arch that still preserves the coats of arms of the Corbera and Desplà families, promoters of the great 15th century reform.

The lower rooms of the castle were intended for work and storage. Unique elements have been preserved, such as the foundations of two large semi-circular arches, stone basins for storing oil and a large underground cooler.

From the parade ground, going up a ramp, you reach the chapel and the upper rooms, where the remains of an oil mill and a pavement of travertine slabs are preserved. From the courtyard, a staircase leads to the first floor, which served as the residence of the barons. Only a few significant architectural elements, such as lintels and door jambs, have been preserved from this area.

Panel 2: Entry

History and evolution

During the excavations carried out at the castle, several fragments of material from the Roman period were recovered, which could indicate the existence of a control tower over the territory and the passage of the Fluvià River.

The first written reference to Esponellà, from the year 921, talks about Sant Cebrià's altar in the parish church. There is a single reference to a small fortification or watchtower, whose castellans during the 11th century were the Creixell de Borrassà family.

In 1265, King James I granted Guillem de Palera the right to build a first castle, with the condition that he render homage to the king. The fortification covered the hilltop. The perimeter was more or less triangular and enclosed by a wall, the north and west sections of which remain to this day.

The writings of Gaspar de Berart, from the 18th century, talk about the poor state of the castle at the beginning of the 14th century: "[...] it was also destroyed or is found to have been destroyed in 1308." Later, in 1382, when it was the property of Guillem Colteller, Gaspar de Berart mentions: «Note that said castle was demolished in 1382 and rebuilt at the expense of the sub-sheriff (sotsveguer) and judge of Besalú as punishment for the disturbance caused to Mr. De Esponellà».

In the second half of the 15th century, following the marriage of Aldonça de Corbera to Guerau Desplà, the castle underwent a complete extension and renovation. The perimeter wall was reinforced with the addition of an outer escarpment and a barbican in front of the main entrance. The building was also expanded with new rooms on the south side, and the interior was refined and embellished.

In November 1647, the last mass was celebrated in the castle chapel, which was still in good condition. However, as Gaspar de Berart explains, in 1656 it was already abandoned and half-destroyed, and its plundering began.

Panel 3. Parade ground stairs

The barony or lordship of Esponellà

Once Guillem Colteller acquired the castle, the mills, the place and the Esponellà territory in 1377 and became its jurisdictional lord from 1381, he could exercise the "mere and mixed empire". This meant the highest criminal jurisdiction and the power to decide in civil, contentious, administrative and criminal cases with minor penalties.

The lord completely dominated the inhabitants of his lands. After the Remence Wars and the Arbitration Sentence of Guadalupe, in 1486, the conflict between lords and peasants was resolved. Even so, taxes were paid for the farms and lands, in recognition of the lord's direct ownership.

The first noble title of Baron of Esponellà corresponded to Gaspar de Berart i Cortiada, owner of the castle. During the Bourbon siege of Barcelona (1713-1714), he was captain of the Coronela (the city's defensive militia). Exiled to Vienna after the fall of Barcelona, in 1717 Archduke Charles of Austria granted him the title of Baron of Esponellà in gratitude for his services, a distinction that was recognised shortly after by Philip V.

The title of baron was rehabilitated in 1899 by King Alfonso XIII, in favor of Epifani de Fortuny i de Carpi, since his mother, Bernarda de Carpi i de Berart, was a direct descendant of the first baron of Esponellà. The Fortuny family continue to own the barony and castle.

Panel 4. Open patio

The lords and ladies of the castle

In 1381, the fortification became a border castle, with an attached jurisdiction over a defined territory, and Guillem Colteller became the first baron of Esponellà. Despite the royal banners flying over the castle, several assaults took place in the early years, driven by resistance to the new barony.

Guillem's daughter, Margarida Colteller, married Jaume de Campllong, and when he died, she inherited the ownership of the lordships of Púbol and Esponellà. Around the year 1420, she married again, this time to the knight Bernat de Corbera. Margarida Colteller left her assets to her granddaughter Aldonça de Corbera, who in 1459 married Guerau Desplà i d'Oms, a member of one of the most important families in Catalonia. And Aldonça promoted very important works to expand and beautify the castle.

The family heritage was inherited by his daughter, Anna Desplà i de Corbera. She married Miquel Joan de Gralla, a high royal official of Ferdinand the Catholic, and designated her son Francesc de Gralla i Desplà as universal heir. His heiress was his granddaughter Lucrècia de Gralla i d'Hostalric, who married Francesc de Montcada i de Cardona. Finally, the last baron of the lineage was Gastó de Montcada i de Gralla, who sold the property. From the very beginning, the lords and ladies of Esponellà only resided in the castle very occasionally, and they were represented in the barony by their administrators.

Panel 5. Warehouse area with arches

Castle abandonment and recovery

After the castle was abandoned, around the middle of the 17th century, the plundering of all usable architectural elements began. This looting continued until the 1960s.

The recovery of the remains of the castle began in the late 1990s, when a group of villagers, on a voluntary basis, began clearing away brush, dismantling and consolidating some of the fortification's structures. Several work camp campaigns were also carried out between 1999-2000 and 2013-2019.

In 2014, the Monuments Service of the Diputació de Girona drafted the restoration project for the castle. Since then, it has been directing and coordinating the excavation and recovery work, which is promoted and financed by the Esponellà City Council, with the participation of the Diputació de Girona and the Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya.

Prior to these works, the Fortuny family, barons of Esponellà and owners of the castle, had signed a document transferring the castle to the Esponellà City Council, which made the intervention and recovery of the building possible.

These works have included archaeological excavations of the castle remains, which has allowed us to understand the functioning and layout of the complex. An important task has also been carried out to consolidate and restore the structures that had been preserved, some of which were in imminent danger of collapse. Finally, the route has been adapted for visitors, thereby restoring and enhancing some of the most important historical and architectural elements of the Pla de l'Estany.

Panel 6. Chapel entrance

The Berarts, new barons of Esponellà

At the beginning of the 17th century, the castle changed hands several times. Gastó de Montcada i de Gralla sold it to Jeroni Vila i d'Hortis, an honourable citizen of Barcelona, who left it in his will to his granddaughter, Beatriu Vila. She died prematurely, and the inheritance was passed on to her brother, Jaume Ramon Vila i d'Hortis, a priest of the Barcelona Cathedral.

On February 20, 1637, Jaume Ramon Vila sold the castle to Josep de Berart i de Gassol, a citizen of Barcelona, who received the privilege of knighthood in July of the same year. One of the most illustrious and well-known characters of the Berart family is Gaspar de Berart i Cortiada, who in 1717 received the noble title of baron from Archduke Charles of Austria; a title that was later recognised by Philip V in 1728.

Although Gaspar de Berart i Cortiada was residing in Barcelona, he requested permission to rebuild the castle in order to store the products from the tithes and censuses of the barony. In 1731 he acquired a house on Carrer Major in Banyoles, where he displayed his noble coat of arms. Currently, this piece is above the entrance door of Cal Baró, headquarters of the Esponellà City Council.

Gaspar de Berart was more than just a military figure. He also showed a great interest in history. He documented and commented on ancient texts referring to the history of Esponellà, as well as medieval jurisdictions and border castles in general.

After the Berarts, the castle owners became the Fluvià, Carpi and, finally, the Fortuny families, always through marriage or descent. The title of baron was restored in 1899 by King Alfonso XIII, in favour of Epifani de Fortuny i de Carpi, since his mother, Bernarda de Carpi i de Berart , was a direct descendant of the first baron of Esponellà. Currently, the barony and castle still belong to the Fortuny family.

Panel 7. Chapel

The chapel

The first mention of a chapel inside the castle dates back to 1386, when Infante Joan granted the nobles of Esponellà the right to create a brotherhood that would be established in the castle church. A few years later, in 1399, there was talk of the "chapel of Our Lady of Hope, built in the castle of Esponellà".

The presbytery is paved with blue glazed tiles with the decorative motif of the Gothic rose, and in the rest of the room the flooring combined cobblestones and decorated tiles. On the ceiling there was an alabaster arch with molded decorations and the walls had motifs in black and red paint. The entrance door was also alabaster, with a lintel decorated with a raven, the symbol of the Corbera family.

Legend has it that, in the mid-17th century, the baron ordered the priest of the castle chapel to be killed, because he had begun celebrating mass before he arrived. It is true that the priest died a tragic death, by order of the Spanish inquisition in Barcelona. In the Esponellà parish register there is a mid-18th century note that records the following fact: «On November 1, 1647, when putting on his vestments to say mass in the chapel of the castle of said barony, the Rt. Pera Pifarrer, Rr. Of Esponellà, they shot him two or three times on All Saints' Day of that month and year and he died on the 15th, after receiving the last rites. No more masses were held in that chapel."

Panel 8. Oil mill

The economy

The barony's income came mainly from the taxes collected from their serfs. The population paid duties and taxes to the lord, in cash or in kind, in recognition of the lord's feudal rights. Documentation from the time reveals that farmers paid in kind with wheat, barley, oats, oil, wine, grapes, hens, chickens, eggs, cheese, geese and straw.

Apart from tithes and censuses, the barony's heritage allowed for other sources of income. The most important thing was the exploitation of livestock and the property's lands.

It is also worth noting the bridge toll, which is the tax that was paid to be able to cross the bridge over the Fluvià River. Since ancient times, the jurisdiction of Esponellà also had mills that harnessed the water power of the Fluvià. The peasants who lived in the area were required to use the lord's mill to grind their grain, and to keep the lock water system in good condition. In addition, the barony held in emphyteusis (a long-term right of use in exchange for an annual fee) the control of the waters of the Fluvià that flow through its territory, as well as the rights to fishing, the butcher's shop, the tavern, and the bakery within its jurisdiction.

The oil mill

This area where we are currently standing was a mill used to extract oil. Despite the few remains that have survived, all the elements that make up the area are still present. The most important part is the millstone area, where a portion of the lower millstone (known as the sotamola) is still preserved. There is also the foundation of the iron and wooden structure that allowed the mill to work; a silo to store the olives before grinding, and a sink that contained water, among other elements.

Panneau 1. Barbacane

Le château d'Esponellà

Le château est situé sur une colline offrant une vue imprenable sur les environs et la rivière Fluvià. Les premières traces remontent au XIe siècle, où l'existence d'une petite fortification est mentionnée. En 1265, le roi Jacques Ier accorda le droit de construire le premier château, bien que la plupart des structures actuellement visibles correspondent aux travaux d'agrandissement réalisés au XVe siècle.

L'entrée du château se faisait par la barbacane, une fortification avancée entourée de douves. Après avoir franchi la porte, on accédait à la place d'armes, couronnée d'un grand arc qui conserve encore les armoiries des familles Corbera et Desplà, promotrices de la grande réforme du XVe siècle.

Les pièces basses du château étaient destinées au travail et au stockage. Des éléments uniques ont été conservés, tels que les fondations de deux grands arcs en plein cintre, des cuvettes en pierre pour le stockage de l'huile et une grande glacière souterraine.

Depuis la place d'armes, en montant par une rampe, on accède à la chapelle et aux salles supérieures, où sont conservés les vestiges d'un moulin à huile et un dallage en travertin. De cette place part également l'escalier qui menait au premier étage, utilisé comme résidence des barons, d'où seuls des éléments architecturaux importants tels que des linteaux ou des montants de porte ont été récupérés.

Panneau 2 Entrée

Histoire et évolution

Lors des fouilles réalisées au château, plusieurs fragments de matériau de l'époque romaine ont été récupérés, ce qui pourrait indiquer l'existence d'une tour de contrôle sur le territoire et le passage de la rivière Fluvià.

La première référence écrite à Esponellà, datant de l'année 921, parle de l'autel de Sant Cebrià dans l'église paroissiale. Il existe une seule référence à une petite fortification ou tour de guet, dont les Creixell de Borrassà étaient châtelains au XIe siècle.

En 1265, le roi Jacques Ier accorde à Guillem de Palera le droit de construire un premier château, avec l'obligation de lui rendre hommage. La fortification occupait la partie supérieure de la colline. Son périmètre était de forme approximativement triangulaire et était entouré d'un mur dont les côtés nord et ouest sont actuellement conservés.

Les écrits de Gaspar de Berart, du XVIIIe siècle, parlent du mauvais état du château au début du XIVe siècle : « [...] il fut également détruit ou se trouve détruit en 1308. » Plus tard, en 1382, lorsque Guillem Colteller en était le propriétaire, Gaspar de Berart mentionne : « Notez que ledit château fut démoli en 1382 et reconstruit avec les biens du sous-viguier (sotsveguer) et juge de Besalú en punition du trouble causé par eux à M. De Esponellà ».

Dans la seconde moitié du XVe siècle et avec le mariage d'Aldonça de Corbera avec Guerau Desplà, le château fut totalement agrandi et rénové : le mur d'enceinte fut renforcé par la construction d'un escarpement extérieur et d'une barbacane devant la porte d'entrée du château, le bâtiment fut agrandi avec de nouvelles pièces sur le côté sud, et l'intérieur fut anobli et embelli.

En novembre 1647, la dernière messe fut célébrée dans la chapelle du château, encore en bon état. Cependant, comme l'explique Gaspar de Berart, en 1656 il était déjà abandonné et à moitié détruit, et son pillage commença.

Panneau 3. Escaliers de la place d'armes

La baronnie ou seigneurie d'Esponellà

Guillem Colteller, après avoir acquis le château, les moulins, le lieu et le territoire d'Esponellà en 1377 et en être devenu le seigneur juridictionnel à partir de 1381, pouvait exercer l'« empire simple et mixte » ce qui signifiait la plus haute juridiction pénale et le pouvoir de décider dans les affaires civiles, contentieuses, administratives et pénales avec des peines mineures.

Il s'agissait d'une relation de domination totale du seigneur sur la population qui vivait sur les terres qu'il possédait. Après les guerres des Remensas et la sentence de Guadalupe, en 1486, le conflit entre seigneurs et paysans fut résolu. Malgré cela, des impôts étaient payés pour les fermes et les terres, en reconnaissance de la propriété directe du seigneur.

Le premier titre de noblesse de baron d'Esponellà revenait à Gaspar de Berart i Cortiada, propriétaire du château. Pendant le siège de Barcelone par les Bourbons (1713-1714), il fut capitaine de la Coronela (milice défensive de la ville). Exilé à Vienne après la chute de Barcelone, l'archiduc Charles d'Autriche lui accorda en 1717 le titre de baron d'Esponellà en remerciement de ses services, distinction qui fut reconnue peu après par Philippe V.

Le titre de baron fut réhabilité en 1899 par le roi Alphonse XIII, en faveur d'Epifani de Fortuny i de Carpi, puisque sa mère, Bernarda de Carpi i de Berart, était une descendante directe du premier baron d'Esponellà. Actuellement, la propriété de la baronnie et du château continue d'appartenir à la famille Fortuny.

Panneau 4. Patio ouvert

Les seigneurs et dames du château

En 1381, la fortification devint un château circonscrit, avec une juridiction ou un territoire rattaché, et Guillem Colteller devint le premier baron d'Esponellà. Malgré les bannières royales flottant au château, dans les premières années, il y eut plusieurs assauts, motivés par le rejet de la nouvelle baronnie.

La fille de Guillem, Margarida Colteller, épousa Jaume de Campllong et, à sa mort, elle hérita de la propriété des seigneuries de Púbol et d'Esponellà. Vers 1420, elle se remarie, cette fois avec le chevalier Bernat de Corbera. Margarida Colteller a laissé ses biens à sa petite-fille Aldonça de Corbera, qui épousa en 1459 Guerau Desplà i d'Oms, membre d'une des familles les plus importantes de Catalogne. Et Aldonça a promu des travaux très importants pour agrandir et embellir le château.

L'héritage familial a été transmis à sa fille, Anna Desplà i de Corbera. Celle-ci épousa Miquel Joan de Gralla, haut fonctionnaire royal de Ferdinand le Catholique, et désigna son fils Francesc de Gralla i Desplà comme héritier universel. Il hérite de sa petite-fille Lucrècia de Gralla i d'Hostalric, qui épouse Francesc de Montcada i de Cardona. Finalement, le dernier baron de la lignée fut Gastó de Montcada i de Gralla, qui vendit la propriété. Dès le début, les seigneurs et dames d'Esponellà ne résidèrent au château que très occasionnellement et furent représentés dans la baronnie par leurs administrateurs.

Panneau 5. Zone d'entrepôt avec arches

Abandon et récupération du château

Après l'abandon du château, vers le milieu du XVIIe siècle, le pillage de tous les éléments architecturaux utilisables commença. Ces pillages ont continué jusqu'aux années 1960.

La récupération des vestiges du château a commencé à la fin des années 1990, lorsqu'un groupe de villageois, sur une base volontaire, a commencé à débroussailler, à déblayer et à consolider certaines des structures de la fortification. Plusieurs campagnes de chantiers ont également été menées entre 1999-2000 et 2013-2019.

En 2014, le service des Monuments de la Diputació de Girona a élaboré le projet de restauration du château et, depuis lors, il dirige et coordonne les travaux de fouilles et de récupération, promus et financés par la Mairie d'Esponellà, avec la participation de la Diputació de Girona et du Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya.

Avant ces travaux, la famille Fortuny, barons d'Esponellà et propriétaires du château, avait signé un document transférant le château à la Mairie d'Esponellà, ce qui a rendu possible l'intervention et la récupération du bâtiment.

Ces travaux ont impliqué la fouille archéologique des vestiges du château, ce qui a permis de comprendre le fonctionnement et la configuration de l'ensemble. Un travail important a également été réalisé pour consolider et restaurer les structures qui avaient été préservées, dont certaines étaient en danger imminent d'effondrement. Enfin, le parcours a été adapté à la visite, permettant ainsi la récupération et la revalorisation de certains des éléments historiques et architecturaux les plus importants du Pla de l'Estany.

Panneau 6. Entrée de la chapelle

Les Berart, nouveaux barons d'Esponellà

Au début du XVIIe siècle, le château change plusieurs fois de propriétaires. Gastó de Montcada i de Gralla le vendit à Jeroni Vila i d'Hortis, un honorable citoyen de Barcelone, qui le légua par testament à sa petite-fille, Beatriu Vila, décédée prématurément, et l'héritage fut transmis à son frère, Jaume Ramon Vila i d'Hortis, prêtre de la Seu de Barcelone.

Le 20 février 1637, Jaume Ramon Vila vendit le château à Josep de Berart i de Gassol, citoyen de Barcelone, qui reçut le privilège de chevalier en juillet de la même année. L'une des personnes les plus illustres et les plus connues de la famille Berart est Gaspar de Berart i Cortiada, qui reçut en 1717 le titre de noblesse de baron de l'archiduc Charles d'Autriche, titre qui fut reconnu plus tard par Philippe V en 1728.

Gaspar de Berart i Cortiada, bien que résidant à Barcelone, demanda la permission de reconstruire le château et ainsi pouvoir stocker les produits des dîmes et des recensements de la baronnie. En 1731, il acquit une maison dans la rue Major à Banyoles, où il fit apposer ses armoiries. Actuellement, cette pièce se trouve au-dessus de la porte d'entrée de Cal Baró, siège de la Mairie d'Esponellà.

Cependant, la figure de Gaspar de Berart va au-delà du simple fait militaire. Il a également montré un grand intérêt pour l'histoire. Il a documenté et commenté des textes anciens faisant référence à l'histoire d'Esponellà, ainsi qu'aux juridictions médiévales et aux châteaux circonscrits en général.

Après les Berart, les propriétaires du château furent les familles Fluvià, Carpi et enfin, les Fortuny, toujours par mariage ou descendance. Le titre de baron fut réhabilité en 1899 par le roi Alphonse XIII, en faveur d'Epifani de Fortuny i de Carpi, puisque sa mère, Bernarda de Carpi i de Berart , était une descendante directe du premier baron d'Esponellà. Actuellement, la propriété de la baronnie et du château continue d'appartenir à la famille Fortuny.

Panneau 7. Chapelle

La chapelle

La première mention d'une chapelle à l'intérieur du château remonte à 1386, lorsque l'infant Joan accorda aux notables d'Esponellà le droit de créer une confrérie qui serait établie dans l'église du château. Quelques années plus tard, en 1399, on parle de la « chapelle de Notre-Dame de l'Espérance, construite dans le château d'Esponellà ».

Le presbytère est pavé de carreaux émaillés bleus au motif décoratif de la rose gothique, et dans le reste de la pièce le sol combine des pavés avec des carreaux décorés. Au plafond, il y avait un arc en albâtre avec des moulures et les murs étaient ornés de motifs peints en noir et rouge. La porte d'entrée était également en albâtre, avec un linteau décoré d'un corbeau, symbole de la famille Corbera.

La légende raconte qu'au milieu du XVIIe siècle, le baron ordonna de tuer l'abbé de la chapelle du château, car il avait commencé à célébrer la messe avant son arrivée. Il est vrai que l'abbé a connu une mort tragique, sur ordre des inquisiteurs de Barcelone. Dans le registre paroissial d'Esponellà, il y a une note du milieu datant du XVIIIe siècle qui enregistre le fait suivant : « Le 1er novembre 1647, en s'habillant pour dire la messe dans la chapelle du château de ladite baronnie, le Rt. Pera Pifarrer, Rr. d'Esponellà, reçut deux ou trois coups de fusil le jour de la Toussaint de ce mois-là et de cette année-là et il mourut le 15, après avoir reçu tous les sacrements. Plus aucune messe n'a été dite dans cette chapelle ».

Panneau 8. Moulin à huile

L'économie

Les revenus de la baronnie provenaient principalement des impôts qu'elle percevait auprès de ses serfs. La population payait des droits et des taxes au seigneur, en espèces ou en nature, en reconnaissance de sa propriété directe. Les documents de l'époque révèlent que les paysans payaient en espèces avec du blé, de l'orge, de l'avoine, de l'huile, du vin, du raisin, des poules, des poulets, des ¿ufs, du fromage, des oies et de la paille.

Outre les dîmes et les recensements, la propriété de la baronnie permettait d'obtenir d'autres sources de revenus. L'essentiel était l'exploitation du bétail et des terres de la propriété.

Il convient également de souligner le droit de pontage, qui est l'impôt qui était payé pour pouvoir traverser le pont sur le Fluvià. Parallèlement, depuis l'Antiquité, la juridiction d'Esponellà disposait de moulins qui profitaient de la force hydraulique du Fluvià. Les vassaux de la circonscription étaient obligés d'utiliser le moulin de la circonscription pour moudre le grain et d'entretenir l'écluse. En outre, la baronnie conservait en emphytéose (le droit d'usage en échange du paiement d'une redevance annuelle) le contrôle des eaux du Fluvià qui traversent son territoire et le droit de pêcher, la boucherie, la taverne et la boulangerie dans la juridiction.

Le moulin à huile

L'espace où nous nous trouvons correspond à un moulin utilisé pour extraire l'huile. Malgré les quelques vestiges conservés, tous les éléments qui composent l'espace sont présents. La zone la plus importante est celle des meules, où une partie de la meule inférieure fixe (la dormante) est encore conservée. On y trouve également les fondations de la structure en fer et en bois qui permettait à la meule de fonctionner ; un silo pour stocker les olives avant de les moudre, et une cuvette qui contenait de l'eau, entre autres éléments.